Las agujetas o DOMS (Delayed Onset Muscle Soreness o Dolor Muscular de Aparición Tardía) son un síndrome doloroso que aparece tras la práctica de actividad física intensa. Este dolor suele ir acompañado de una pérdida de la fuerza.
Normalmente las agujetas pueden durar incluso 7 días, pero el pico de dolor muscular aparece entre 1-3 días, depende de cada persona.
Las agujetas son conocidas por todo el mundo, de hecho la mayoría de las personas que practican deporte las han sufrido alguna vez. Sin embargo todavía hoy se desconoce exactamente su origen.
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Mitos sobre las agujetas
El más conocido es que las son la acumulación de ácido láctico en la musculatura, el cual se cristaliza y provoca pequeñas lesiones que causan el dolor.
Y como no, seguro que has escuchado eso de «bebe una vaso de agua con azúcar, te ayudará a eliminar las agujetas». Pues bien, se decía (y se sigue diciendo) esto porque se cree que el azúcar ayuda a disolver el ácido láctico cristalizado en los músculos.
Otra teoría es que las agujetas se deben al aumento de la temperatura. Lo que propone esta teoría es básicamente que el aumento de la temperatura de los músculos durante el ejercicio puede provocar pequeñas roturas que serían las causantes del dolor muscular.
¿Qué son entonces las agujetas?
La teoría más aceptada a día de hoy por la comunidad científica es que las agujetas son provocadas por la microrroturas de las fibras musculares dañadas durante la práctica de ejercicio físico.
¿Cómo prevenir las agujetas?
Otra idea errónea es pensar que si aparecen agujetas se ha hecho un buen entrenamiento. Sin embargo esto no es así, ya que las agujetas no dejan rendir al deportistas al 100%.
La mejor opción para que no aparezcan es realizar ejercicio físico prescrito por un profesional de las ciencias de la actividad física y el deporte, de esta forma aseguraremos que se controla la carga de cada entrenamiento, reduciendo así la posible aparición de las agujetas y rindiendo al máximo.
Y si ya las tengo…¿Qué hay que hacer para que se vayan las agujetas?
El descanso acompañado siempre de una buena alimentación son claves en la recuperación del entrenamiento, pero si nos centramos en las agujetas podemos aplicar dos estrategias que ayudarán a reducir el dolor.
La primera de ellas es aplicar la autoliberación miofascial, ya sea con foam roller, roller massager, pistola de masaje o pelota de liberación. Cualquiera de estos materiales utilizado con el objetivo de la recuperación ayudará a devolver el equilibrio tensional de nuestro sistema fascial y liberará hormonas que ayudarán a la regeneración de los tejidos.
En segundo lugar, realizar actividad física de menor intensidad a la que provocó las agujetas, ayuda a irrigar el músculo, es decir, le llega más sangre. De esta forma se aportan nutrientes y van desapareciendo sustancias de deshecho, lo que poco a poco devuelve las propiedades perdidas a la musculatura y disminuye el dolor.